Esta Orisha hoy en día no se recibe; en gran parte porque se han olvidado sus consagraciones y en segunda porque los Olúos se han abrogado el exclusivo derecho de cargar su fundamento.
La palabra Olosá, para ellos deviene de (Osá) que es el oddun número 9 del erindilogún, con lo cual cargan nueve tinajitas pequeñas que quedan encadenadas a Olokun dejando una sin ataduras. Para Ifá Olosa es mujer de Olokun y con él tuvo las nueve ninfas; las peticiones entonces pasan por Olosa primero, cada tinajita va tansmitiendo el secreto, que va directo a Shangó que dentro tendrá nueve tablitas de madera y este lo pasa a Orun... Es un sistema complejo, pero respetable, para ellos.
Los Egbaddó sin embargo dan a esta Orisha otro carácter; el oddun Osá es solo eso, un oddun, la palabra númericamente hablando para denominar el nueve es mesán y no osá. Se pretende ver que por osá lleva nueve tinajitas, por Olo-sá, abrogándole que ella es quien domina ese oddun, no siendo así, pues para decir que Olosa significa madre del nueve habría que cambiarle primero el nombre, siendo Oló-mesán.
Retomando el asunto de Osá por los iguoros, entenderemos que Oló significa expansión y Sá movimiento, influjo, corriente; ahí sí habla Olosa, pues es la de mayor fuerza e influjo de las nueve, ¿Qué nueve? Pues las nueve Iyamí que se conocen: Oshún, Oyá, Yewá, Obba, Yemayá, Naná Burukú, Olosa, Orishanlá y Ayao, aunque muchos autores han llegado a incluir más de nueve (Ayé Shaluga, Abbata etc...);lo que para nuestros ancestros es Olosa, para los Babalawos realmente es Olona; de ella sí que no existe relatos en el panteón yoruba ni aparece en el arquetipo de Irunmoles, Imalé u Oshas... No aparecen porque realmente las ninfas, son las Olonas, las hijas de Olokun.
Olosa para los egbas viene siendo la mayor de las restantes, ella es el influjo del movimiento de las demás; ella es Oshún, porque comparte las mismas características rituales y todas ellas nacen en 5 y 5-5, donde nacen todas las aguas dulces y las orishas que allí habitan (Iyewá, Olosa, Naná Burukú, Obba, Ayé Shalugga, Oyá en el río Níger, Yemayá en el río Ogum etc..) Decimos que es Oshún porque junto a esta son las mayores; sin embargo Olosa vive en el mismo lugar donde habita Yewá, Obba, Oyá y Naná, el cementerio, porque en Cuba todas ellas dejaron de dar su ashé (oshé) y es por esto que según una bellísima leyenda la única que no se retiró fue Oshún, quien tomó parte por estas y les facilitó su poder de palabra; es por esta razón que solo se llega a ellas a través de Oshún y quien posea Oshún directamente o indirectamente posee el poder que las hace venir a esta tierra a ayudarnos. Siempre teniendo en cuenta que eso del cementerio es aquí, pues allá en Nigeria, en el cementerio solo habita Ikú y como mucho Eggun.
Olosa no es mujer de nadie, ella nace en Oshé y en Osá, porque todas las aguas dulces tienen un rey que es el mar, donde habita Olokun, que es el influjo universal y por ello ese influjo es bueno (Somu Gaga) y malo (Akaró); todas las Iyamí comparten el mismo aspecto y por ello viven lo mismo en las aguas que entre “los muertos” y todas usan careta que no la retiran nunca.
Volviendo al asunto del mundo de Eggun en su sincretismo cubano, ha quedado demostrado que en cada etapa del alma hay una madre ancestral, Oyá es la primera, Obba es la segunda porque está sobre la tumba, Olosa sigue después y desintegra el cuerpo físico liberando el alma, que pasa a Iyewá... Todo el proceso está regido por Naná que una vez muerto el ser humano nos mete en su Ebbirí.
Con esto quiero decir que es Oyá la que da el influjo de vida y Olosa quien da el influjo para que desparezca el ser humano. Este aspecto es muy poco conocido, aunque tanto para Ifá como para los Iguoros sin lugar a dudas la relación con Olokun y Orun es muy estrecha.
Olosa es violenta, tanto o más que Oyá, aunque todas las Iyamí de una forma u otra son bastante violentas, porque son desconfiadas del hombre; solo Oshún, quien nace en Oshé posee un carácter más afable, porque ella es dulce y mediante la palabra apaciguó la guerra de los hombres, por eso ella suple a Obbatalá, porque es sabia y siempre tiene ashé en su boca para aconsejar, antre otros méritos...
Olosa según algunos patakíes murió haciendo ebbó, cuando un caimán la devoró, convirtiéndose en el propio animal que ella representa, el caimán.
Tanto para Ifá como para los Iguoros ella está presente y fijémonos que uno de sus cantos es el “She sheré, ashé Olokun, Ayé owoleñío she sheré, Ayé Olosa ooo” esto no es un invento, sino una realidad, tan real como que se debe tener sumo cuidado de valorar a quién compete la creación de esta Orisha, dejando un márgen a las naciones, que alegan que Ayé Shaluga es madre de Olosa, otros aseveran que Olosa es madre de Ayé Shaluga, y la gran realidad es que todas son hermanas porque todas nacen en Osá, menos Oshún y Naná que vienen de Oshé que es hijo de Olofin por Eyeunle. Todas nacen en Osá y alcanzan su poder en Oshé, gracias a Oshún, que es la boca por las que ellas emiten criterios, y no nos podemos llamar a engaño, Obbatalá no es quien habla por ninguna, sino que el jefe del elenco de Iyamí es Odduduwa, que no es Obbatalá, es Odduduwa y punto.
Al ser Odduduwa el jefe del clan, solo hay una orisha que suple a Obbatalá y es igual a Odduduwa: Oshún, porque es tan hija de Olofin como Odduduwa.
CEREMONIA
Para tener Olosa primeramente hay que saber las características del orisha y ya de eso hemos hablado. Se va a una laguna o represa; un ojo de agua y se buscan 9 otás, si no se tiene a mano se compran, al igual que las de Oshún, una mano de dilogún, las herramientas son un aro en forma de serpiente del que penden nueve hilos de color agua y azul, para otros su color es carmelita y rosado; a cada extremo se le coloca un caimán y un anzuelo, su collar es carmelita y rosado o agua y azul.
Lo primero que se debe hacer es colocar 9 ewes de Oshún y con eso hacer Ozain, hay que lavar Oshún del que recibe con este Ozain; se hace lavatorio y posteriormente se le da la ofrenda, que consiste en 2 gallinas carmelitas o negras, dos palomas y un guineo; puede comer con Oshún o no, pero se aconseja que lo haga puesto que ellas son una. Se le da coco a las dos y los ashés y animales se llevan al río o laguna.
Debo aclarar que siempre es aconsejable llevarle un pato vivo a Olokun, hacerse sarayeye y arrojarlo vivo al mar; no darlo en sacrificio, esto es un secreto que nace en Osá Iroso y cuenta lo siguiente:
“Olokun llevaba mucho tiempo buscando alguien de confianza que le preparase su alimento; las cocineras que se presentaban no eran aptas para tratar con tan poderosa deidad, con lo cual decidió buscar entre las Iyamí quién se atrevía a cocinarle. Olosa que buscaba trabajo fue a ver a Elleguá quien la llevó ante Olokun, quedando este maravillado con las buenas maneras de la cocinera, contratándola al momento. Los días pasaban y Olosa seguía preparando el mismo plato: gallina, guineo y palomas; mañana, tarde y noche la comida era la misma. Olokun ya estaba aburrido de comer lo mismo, llamó a Elleguá para que buscase otro animal y que Olosa a su vez lo cocinara. Elleguá deambuló y deambuló cazando dos patos y llevándolos ante Olokun, quien se quedó maravillado. A la hora de la cena Olokun dijo a Olosa: “prepara esto para mí, yo no lo puedo matar porque su rostro tiene un misterio”, Olosa al ver el animal y conociendo las características del akuekueyé se ofendió en tal manera que los patos comenzaron a chillar y chillar, molestando de sobremanera a Olokun quien envió de nuevo a las aves y a Olosa a la laguna para que con ella vivieran.” De ahí deviene que digan que Olosa es peleona y que le peleaba tanto a Olokun que este se cansó de ella.
En Matanzas se le da cerdo, como a casi todas las Iyamí, esto es porque cuando a Olosa le marcaron ebbó ella fue a la laguna y cuando estaba rezando apareció un caimán, atraído por la sangre del cerdo, abrió la boca y se comió a Olosa, el cocodrilo (Oni) no sabía que desde ese día él encarnaría a Olosa, pues el ebbó de esta consistía en su transformación, custodiando los ríos de su hermana Oshún.
En África y en Cuba, cuando aún en la ciénaga de zapata habían cocodrilos y caimanes sueltos, los lukumís llevaban grandes ofrendas a las orillas de ciénagas y pantanos en espera de que un caimán apareciese y devorase el animal; esto era la señal de que Olosa estaba complacida y satisfecha.
Esta semejanza con el caimán, nos explica por qué es ella quien destroza al cuerpo humano hasta hacerlo hueso y polvo. Como todas las deidades del Panteón Yoruba, esta Orisha no es mala, sino beneficiosa, bondadosa y diligente, siempre y cuando usted la respete y respete sus elementos naturales. Olosa brinda al iguoro protección ante la hechicería, informa a Oshún sobre los ebbó que se le entregan, previene la muerte por ahogamiento y ayuda a los pescadores a que sus travesías sean productivas, es la única con capacidad de destruir lo malo, de hacer añicos la brujería que nos hacen o las enviaciones y ossobbos de letras muy calientes, porque ella murió haciendo ebbó.
No sería inútil destacar su poder relatando una historia:
“Cuando Ikú se dio cuenta que la muerte debía venir, pero no por su mano, pensó en un Orisha con el cual pactar, pero ninguno colaboraba, solo Shapono decidió pactar con él; uno se encargaría de enfermar y más atrás vendría Ikú a llevarse el alma. Todos los Orishas se alarmaron y por donde Shapono pasaba hasta las aves caían del cielo sin vida.
Todas las tardes Shapono iba al río a refrescarse las heridas y lavarlas, pero un buen día esas aguas no estaban, Shapono cayó en un montón de lodo que empeoraron mucho sus heridas, lo debilitaron tanto que el dolor y la pudrición no lo dejaban tranquilo. Oshún, quien ante al gran consejo había dicho que hasta tanto Shapono no se retractara del pacto con Ikú sus aguas no estarían más al servicio de nadie, apareció ente Shapono llamándolo a la razón, explicandole que debía cambiar su conducta y dar salud en vez de muerte. Shapono se enfureció y dijo: “Yo mato a todo lo que existe y nadie puede contra mí”.
Pasaron los días y Shapono encontró un ojo de agua, se avalanzó a refrescarse y limpiarse cuando ante él apareció Olosa encarnada en un caimán impidiéndole el paso; Shapono se sonrió y comenzó a hacer conjuros, lanzando polvos y hechizos sobre el caimán, que sin inmutarse continuaba impidiéndole el paso. Día tras día Shapono enviaba maleficios al animal, pero este continuaba sin moverse..., finalmente, Azojano observando la fuerza del animal y viéndose a sí mismo empeorar llamó a Ikú y delante de Oshún y Olosa disolvió el pacto; a cambio Oshún abrió los ríos y Azojano limpió de nuevo sus heridas.
En este patakí observamos dos rasgos de dos Orishas: Oshún y Olosa. No hay brujería ni daño que le entre a Olosa y esta fortalece ante las adversidades de la vida, es lo que la representa.”
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