AINÁ: ORICHA DEL FUEGO
Por: Gabriel González Acosta i Cabanes
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Esta Orisha; a la cual casi nadie rinde culto, es la que propicia el fuego que Shangó entregó a los hombres. Su nombre significa precisamente eso “candela y fuego”. Nace de Osabeyi porque ella es parte de los siete Ibeyis que nacieron de Agganá Erí; por eso el Oddun Eyilá en su rezo nos habla: “Eyila Chebbora, Agganá Omó” La candela surge de la capa que se encuentra bajo el manto marino y la corteza terrestre. Ainá es hermana de Oroiña porque esta también es parte de los siete Beyis.
En Agganá Erí me detengo para hacer un paréntesis. Agganá Erí no es Olokun; sino la hija de Olokun; lo más pegado que tenemos a ese inmenso mar que nadie conoce en su profundidad. Todo Orisha tiene cabeza y la de Olokun por su misticismo es Agganá Erí; la cabeza. En el capítulo correspondiente a Olokun hablaremos de este misterio.
Ainá se puede recibir en Eyorozun, Eyioko y Eyila Chebbora; porque en todos estos oddun hay Eyo; que es tragedia, y esa tragedia es una brasa de fuego que no es más que Ainá.
La Orisha en cuestión espanta la candela y la contrariedad de nuestra casa y de nosotros mismos. La tragedia que trae las disputas está dominada por Eshu y por Ainá que si bien no es propiamente un Ossobo adquiere de este su motor e influjo.
Es muy común en cualquier situación de la vida: “Esto está caliente”, “La cosa viene caliente”, para referirnos a que una tragedia o pelea se avecina; pues esto es Ainá.
Hoy en día muchos iguoros dicen que la entregan así y de esta forma y que lleva esto u aquello. Ainá en Lukumí siempre ha llevado lo mismo; lo demás son añadiduras que el hombre pone. La cosa con Ainá se tuerce en cuanto a su rito; en el cual debe haber siempre Itá-Ainá desde el comienzo; es decir, las velas. Paradógicamente Itaná deviene de dos palabra “Itán” que quiere decir consejo, historia, poder y “Ainá” que quiere decir candela; por tanto Ainá esta presente en cada vela que usted enciende y que al prenderlas tiene su propio cántico. Por lo complejo de la ceremonia es mejor darla completa y sería así:
CEREMONIA
Una soperita roja.
Un puñado de cuentas de diversos colores. 3 muñequitos.
4 otás.
1 mano de diloggún.
El Ozain de Ainá al igual que el de los Ibeyis es de 4 ataré y no doce o seis como lo hacen los Iguoros para meterla con Shangó.
Luego del lavatorio y sacar la letra siempre se meten las otás en su soperita con sus muñecos y sus cosas, se llena de omiero y ahí se le da la comida; en el caso de ainá NO ES ASÍ. Sus cuatro otás que es donde vive el Orisha se colocan en unas brasas de carbón fuera de la casa y allí se le dan sus animales que son dos pollos y dos palomas. Mientras come Ainá en la casa no puede estar encendido ningún fogón. Una vez ofrendado el sacrificio se procede a agarrar las otás con mucha cautela, meterlas en una jícara con omiero y en cuento se eche en la jícara la última piedra, se bota el omiero para la calle.
Todos los presentes se deben bañar con omiero ese día, incluso los aleyos para que esa candela no les salte para arriba a nadie. En las brasas que quedaron encendidas se ponen los iñales y cuando se cocinen se le ponen a la Orisha. Hay quien tira los animales y los asa completos hasta que el fuego se apague; esto no quita ni pone nada pero sí debo aclarar que este fuego, si usted lo apaga, lo debe hacer con omiero. Dentro de Ainá vive una vaina de pica pica.
Como dato curioso debo decir que la visión antropomorfa que se tiene de Ainá es la de una muchacha con el rostro y el cuerpo desfigurado por las quemaduras, por eso dicen que es fea; pero como siempre digo, esto es una especulación.