NANÀ BURUKÚ: LA NANU DE TERRITORIO ARARÁ
Por: Gabriel González Acosta i Cabanes
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En el Capítulo dedicado a Yembo/Yemayá se habló largo y tendido sobre esta Orisha, pero sin caer en las profundidades de su culto. En Obbalú Ayé u Azojano también se tocó el tema con otra visión un poco más global. ¿Qué queda entonces por decir de esta Orisha? Lo primero que muchos dirán es que no es una Orisha; pues es una espiritualidad, allí está el primer error.
La palabra “Vodún” en lengua Dahomeyana significa “Espíritu”, de ahí que su culto se crea únicamente Arará y se diga que Naná Burukú es una espiritualidad “Vodun”.
Como para todos, es conocido que Yembo es la Diosa de la calma del Mar y por ende se asocia en algunos citios con Yemayá. Como dato curioso debo decirles que en Arabia Saudita existe una ciudad llamada Yembo; también denominada Yanbu o Yambu y que significa “Primavera del Mar”. No quiero ahora con estos datos asegurar que Yembo fue una deidad traída de los musulmanes ni mucho menos; aunque yo en estas cosas no descarto nada, pero esto solo es un dato que se debería estudiar en su momento.
Una de las guerras más prolongadas entre los Iguoros es si esta Deidad es de la corriente de Obbatalá o Yemayá. Sabemos que hay quien dice que Yemú es un camino de Obbatalá, mientras Yembo es camino o la misma Yemayá.
Para comenzar este debate volveremos a infomar que Obbatalá no posee ningún camino hembra, él no es andrógino, es masculino. Continuando con esta situación, Yemú es femenina y fun fun al igual que Yembo; entonces, depejamos una primera incógnita: Naná Burukú es espiritualidad netamente femenina y no andrógina o espiritualidad masculina.
Para algunos pueblos Oyó, Yemú fue la madre del mundo, la Gran Madre y aunque se viste fun fun su culto es muy distinto a Obbatalá, mas bien se asocia a Yemayá. En otras tierras africanas Yembo es venerada como primera madre de la humanidad y su culto muy similar a Yemú. Este debate por la carencia de información que sería crucial quedaría irrelevante ante el culto, pues ya se sabe en los datos, sin necesidad de ponerles un nombre: Naná Burukú es deidad femenina y considerada la precursora del matriarcado y viste fun fun en ambos cultos originarios.
Creo que el punto anterior ha quedado muy bien detallado; pero ahora hay que ver entonces la representación de Naná según la cultura Lukumí y Arará. En la primera, Naná vive en una sopera blanca con detalles en azul claro y su collar es: blanco, azul y rojo. En la tierra Arará se venera en una sopera rosada y negra con el collar del mismo color.
El rico panteón Yoruba fue nutrido de toda deidad que ellos creían necesaria o incluso aceptable para incorporarlas a su nación. No pongo en duda que Naná Burukú fuese de tierras dahomeyanas, pero su culto pasó a los yorubas, quienes le dieron un rito ajustado a sus creencias y formas sociales de ver las cosas. Establecieron que si Yembo era la madre de todos pues bien haría falta una abuela. Sabemos que en África el poder de los ancianos es muy apreciado, por tanto, colocar un Orisha aún más antiguo no venía mal. Naná Burukú es más vieja que el mismo Odduduwa y su culto se establece a la stapa más primitiva de adoración; sin duda en Dahomey el proceso de culto a deidades estaba mucho antes de que el pueblo yoruba estableciese su deificación de personas ilustres.
Para los Ararás, Naná Burukú es la que pare a Mawu y Lisa y por tanto, todos los vodún provienen de ella. En tierras Yorubas se hace lo mismo, pero con una salvedad; no todas las casas Ararás entregan Naná Burukú con Azojano, e incluso hay algunas que entregan Azojanu solamente, porque si usted va a Matanzas y así lo dice Nicolás Valentín Angarica se dará cuenta que cada casa prepara sus voduns de una forma distinta: con tapa, sin tapa, con carga, sin carga, con otras deidades o solas.
En Cuba siempre se le rindió culto y era parecido al de Olosa y Yemayá, pues le daban cochino en las lagunas; algo que se continúa haciendo hoy. Debo decir que esa costumbre de entregar Naná Burukú junto a Azojano es reciente, pues antes, usted podía recibirla sola, como realmente iba. Se puede dar a Azojano con su familia y eso no está mal, pero no decir que es exclusivamente un complemento de Azojano. Recordemos que con Abbata sucedió lo mismo, que solo se da ahora con Inle, cuando antes solo algunas casas la daban como lo vemos hoy.
Si Naná Burukú es madre de todos los Orishas, entonces usted no puede ser recluida a entrar con una sola deidad; porque ella también es madre de Oshumare e Iroko y sin embargo estos en Lukumí se reciben y ella no entra con ellos a la consagración.
Se dice que cuando Yembo bajó a la tierra y falleció; fue a donde Olofin rogándole no apartar su espíritu del de sus hijos. Olofin le concedió el deseo diciéndole que ella sería la luna que velaría al hombre en las noches y que esas lágrimas que ella derramó por sus hijos serían las lluvias que darían vida a las plantas y repletaría los ríos y lagos.
La historia es muy bonita, pero no nos da muchos datos sobre su culto, sino más bien de dónde proviene y qué elemento ocupa en nuestra religión.
Cuando vemos a Nanú; sin embargo la cosa cambia muy drásticamente. Para algunos Ararás es la madre de Azojano, otros aseguran que es un camino del mismo Orisha y otros más adelantados dicen que es su esposa. Si usted agarra cualquier libro donde se hable de los Orishas del Panteón Yoruba, verá que de Nanú no se habla; es decir, su elemento en la naturaleza no está descrito y no existen oddun o patakí que hablen de forma fiables sobre esta Orisha.
Recientemente algunos estudiosos le han dado un espacio de comprensión un poco más cercano a la realidad. Las herramientas de Nanú son las mismas que se utilizan para Naná Burukú al igual que el número de otás y la procedencia de las mismas. No hay lugar a dudas de que el culto de una y otra se ha entrecruzado; pero es mucho más que probable que sean la misma con distinto nombre o mejor dicho distinto culto.
Al principio Azojano se entregaba solamente con Nanú; luego los criollos comenzaron a introducir a Naná Burukú. No creo que los Ararás hayan entregado el fundamento de su principal Vodun incompleto, más aún que Naná Burukú para ellos ocuparía un lugar especial en el culto.
La palabra Naná deviene de “Gran madre o abuela para nosotros” y Burukú quiere decir “maldad o hechicería”. Debo aclarar que Naná Burukú no es la abuela mala o abuela de la maldad; mas bien ella es la abuela de los misterios y hechizos, que con su poder nos libra de la maldad. Usted debe estar seguro que si daño hiciese no ocuparía un lugar en el Panteón Yoruba ni tampoco en el Arará. La palabra Nanú o Ananú como se conoce también, no posee un significado; tampoco Azojano en yoruba tiene traducción, sin embargo Obbalú Ayé sí posee una traducción: “Padre del Mundo”.
Cuando usted observa el receptáculo de Azojanu ve una freidera con una tapa cubierta de orificios y una más pequeña al lado que es Nanú. Con el tiempo usted ve entonces estas dos y la aparición de otra más, pero no tiene la misma forma, sino una tinaja con cuatro orificios o incluso ninguno.
Si usted como lukumí recibe Obbalú Ayé y le entregan Naná Burukú, no habría entonces tanto problema; pues quedarían así conformados los pactos que han adjudicado a estos dos Orishas. Cuando uno toma de aquí y de allá surge el problema de no saber qué era lo primario y qué dio lo secundario.
Para ir desmitificando y hablando más de nuestro Orisha en Lukumí, debo explicar que Naná la puede recibir todo el que sea iguoro; lo mismo con Obbalú Ayé que sola, porque hay casos que le ha salido de madre a un neófito y le han hecho toda la ceremonia como si fuese Obbalú Ayé. Naná Burukú cuando se entrega con Obbalú Ayé no obtiene todo lo que sus ritos deben llevar, porque centran todo el ceremonial en Obbalú Ayé, descuidando incluso hasta su Ozain que lleva varios misterios y no se puede hacer igual al de Obbalú Ayé.
Naná Burukú es la madre de todas las Iyamí y fue la que preparó el hechizo que utilizan Inle y Oshosi en sus respectivos campos. Tiene la virtud de que en tierras africanas sus adoradoras viven en un férreo matriarcado y cuando algún hombre comete un maltrato contra su esposa es castigado por la mayor del grupo, dándole unos palos en la espalda. Esto se ha escrito mucho y no solo sucede en las culturas africanas sino en otras tan remotas como Papúa Nueva Guinea.
El hombre que tenga Naná Burukú debe tener mucho cuidado como trata a las mujeres porque ella acaba con su vida sumiéndolo en la locura o la miseria. Cuando usted se inicia y busca a Naná Burukú para que ella lo ayude debe saber ante todo cómo tratarla, pues a ella se le pasa mucho la mano para que resuelva un problema y salve al ser humano. Si usted ha podido vivir con una abuela sabrá entonces cómo funciona Naná Burukú. Su morada son las aguas subterráneas; alejadas del contacto y el bullicio de los humanos, pero esto no es porque sea malvada, sino porque esa agua subterránea es la que luego usted y yo bebemos para aplacar la sed. Naná Burukú no es muerte; sino vida y esa oscuridad está representada en su tinaja, que luego de colocar las otás, el diloggún y el secreto que ella haya pedido, se sella dejando solo cuatro orificios. Si usted el día de mañana le quiere dar cuatro patas no se debe destapar, come por los hoyitos. Hay personas que no le ponen dentro el diloggún por si algún día se hace Itá; cosa que está muy discutida. Primeramente según Angarica el chivo de Naná era alimentado con algunas plantas que lo mataban en cuestión de segundos; pero esas plantas hoy no sabemos cuales son... Entonces lo mejor es recibirla con plumas, las que ella escoja y entonces al ceremonia quedará más apegada a las costumbres, que como he dicho se han mezclado mucho.
Naná porta en su mano un Ebbirí o Ja curvado que casualmente también lleva Nanú; este Ebbirí representa todos los antepasados fallecidos desde que el mundo es mundo y su unidad y confianza en el retorno a la tierra. Cuando usted y yo nos vayamos de este mundo Naná Burukú colocará una hebra de palma en ese manojo; por ella nos vamos y por ella somos capaces de venir, porque ella fue el primer espíritu que volvió a la tierra: Yembo retornó como Naná Burukú por méritos que solicitó ante Olofin. Toda madre en este mundo será abuela, y esa abuela es la que allá, e incluso aquí nos cuida, nos protege y hasta enseña a nuestros padres las cosas que le suceden a un niño. Recordemos que nuestra cultura está plagada de raices africanas, a veces no sabemos ni por qué somos así de familiares; sin duda africanos y españoles establecieron bases muy sólidas en las relaciones sociales del cubano. Cuando nuestras madres están embarazadas, es muy común que la abuela cuide la casa, la ayude, la acompañe al médico y le enseñe trucos para amamantar. Una vez que la madre se puso de parto, es abuela quien corre con todo y suplanta al padre del niño en lo relacionado a éste; en parte porque allá como aquí, el hombre de niños no sabe mucho. Por suerte ya va llegando el tiempo de darle descanso a la abuela, dejar el machismo atrás y padre y madre prepararse; pero jamás vamos a negar que si algo hay que consultar sobre los quehaceres de la maternidad es la abuela quien lleva la voz cantante.
He querido hacer un tributo a nuestras abuelas; que se lo merecen de sobra, pero dejando ver que el concepto humano de familiaridad es lo que otorga poder a esta Deidad. Naná Burukú es muy sabia, incluso sabe más que Obbatalá sobre los acertijos del mundo y su formación, por que ¿quién sabe más de historia, mamá o abuela? Y tomemos esto en sentido estricto, porque aunque mamá sea doctora en Historia Universal no vivió la época de la abuela, lo que mamá leyó en un libro, abuela lo vivió...
Naná no posee caminos; sino títulos y se pueden consultar antes de recibirla para colocarle los honores del título que posee; pero no va en contra nunca del ceremonial ni la forma de adoración, porque una cosa es avatar y otra título.
Dicen muchas personas que Naná lo cura todo con hojas de tabaco, recordemos que la sinusitis se curaba con hojas de tabaco y cebo de carnero. Con las hojas de tabaco rezadas delante de Naná Burukú, se cura toda dolencia, pero no quiere decir esto que se le deba fumar tabaco.
CEREMONIA:
Lo primero es saber que Naná Burukú en Lukumí vive en una tinaja blanca con 7 otás porosas, 1 sol, 1 luna, 7 serpientes y 1 vientre de metal. Por fuera lleva su Ebbirí forrado de azul, blanco y rojo y con muchos caracoles. Un cachá de cuentas rosadas o rojas, blancas y azules con sus respectivos caracoles y un collar a juego.
El Ozain de Naná, así como su ceremonia se debe hacer entrada la madrugada; ya que ella se hace presente mediante la luna y el rocío. Su Ozain es de siete ataré y lleva entre sus enceres aceite de majá y hojas de ceiba. Las aguas nunca estarán de más: lluvia, mar, río, lago, pozo etc...
Luego de hacer Ozain y el respectivo lavatorio se procede a trazar un tríangulo de efún en el suelo y sobre este colocar hojas de tabaco.
Los animales de Naná son muy variados y están muy entrelazados con el culto a Obbatalá y Yemayá, pues para algunos come pollo y paloma, otros le ofrecen gallina y guinea. Debo decir que siempre que usted vaya a recibir un Orisha no debe hacerlo por una dieta o “libreta de abastecimiento”; cada Orisha elige lo que quiere comer.
Para sacrificarle los animales a Naná Burukú se prepara una palangana con agua de lluvia o de las aguas recogidas y allí se ahogan los animales ofrecidos. En las casas Ararás dicen que ya con este ahogamiento el Vodun “comió” pero en tierra Yoruba la Eyé es lo que alimenta y renueva las energías del orisha, por tanto primero se asfixian y luego se sacrifican; aunque debo decir que sueltan muy poca sangre. Como usted debe saber a Naná se le mata con cuchillo de caña brava o bambú y con este mismo se trozan sus animales y se arrojan al fuego; es decir las plumas no se arrancan como se despluma normalmente sino que se pasan por el fuego y el animal queda como asado. A Naná no se le ponen ashés; sino que estos animales se meten en una canasta y se llevan al río.
Luego de toda esta ceremonia se va a una ceiba; allí se llama a Iroko y se le da una eyelé funfun. Yo les aseguro que esta ceremonia nadie ya la quiere hacer porque como dije: Obbalú Ayé se lleva el protagonismo; pero esta ceremonia es de suma importancia ya que usted sabrá cuando leyó a Iroko que este Orisha tiene pacto con Ikú por ser hijo de Naná y uno de los mayores tributos que se hace al recibirla es darle “moforibbale” a Iroko y Bogbo Eggun, y esta es la forma descrita en Naná y su ceremonia. Hay quien este sacrificio lo hace antes de todo lo demás o incluso el día antes y esto no está mal y es válido igualmente.
Debo aclarar que si usted recibe Naná Burukú en Arará no está contraviniendo nada y le irá bien; pero si ya usted tiene Azojanu y Nanú entonces no reciba Naná pues con Nanú ya le basta... pero si quiere recibirla en las dos tierras... es solo su responsabilidad y de sus mayores; pero Naná y Nanú poseen los mismos rituales, herramientas y otás. Debo traer a colación el hecho de que muchas veces a Naná le ponen ocho otás porque dicen que es camino de Obbatalá y otras veces siete porque dicen que es de Yemayá; pero esto hoy lo hacen más por querer ponerle algo que la diferencie de Nanú que por un motivo real.