EL DEBER COMO PADRINO Y EL DEBER COMO AHIJADO:
Por: Gabriel González Acosta i Cabanes
Como padrino nada me debes, como ahijado nada te debo… No soy tu padrino, solo soy la persona que te inició en un culto escogido por tu cabeza en los cielos, esta no es una iglesia, es una confraternidad Orisha.
No ambiciono tu dinero, porque mi primera enseñanza es que el sudor de la frente de este hombre que una vez hizo lo que debía, cumplir como un buen siervo lo que Oloddumare te designó en los cielos, es ejemplo de trabajador constante, Osha no es mi comercio y tú no eres mi cliente, eres algo más.
No ambiciono que me obedezcas, te pido solamente que me respetes, porque todo hombre merece respeto, porque mi derecho termina cuando empieza el tuyo. No me temas, porque al igual que tú, más tarde o más temprano volveré al polvo. Sé un librepensador, tu propio conocimiento te hará crecer, mis antiguos fueron semillas, yo tronco y tú serás flor y fruto.
No me trates como un Dios o un Ser Sobrenatural, porque de rodillas solo habrás de ponerte ante el Altísimo y antes de extender tu cuerpo en una estera recuerda primero estrecharme tu mano y tomarme entre tus brazos, porque el ashé no se encuentra en las postraciones y ceremoniales sino en aquello que por inspiración del Sumo Hacedor sientes por mí, esperando sea amor.
No acataes mis viejas costumbres, adaptadas a mi país, a sus leyes, a mis achaques, a mi tiempo, al siglo que me ha tocado vivir. Ten tus propios misterios porque mi cabeza es una, la tuya es otra y cada cabeza es un mundo.
Vive según el momento histórico que te ha tocado, respeta la ley y recuerda que tus manos son como el algodón que nunca debe estar impuro, por ello bendice cada día tus manos y tu propio Yo y sé cada vez más orgulloso de lo que la vida te va convirtiendo.
Si me oyes hablar o enseñar algo no es tu obligación acatarlo, antes que soldado eres hermano y esta religión no es un ejército y yo no soy tu líder, porque allá, de donde viene mi fé el título Obbá u Oriaté no existe; ante ti soy solamente un hombre que habla lo que siente y tienes el derecho a disentir de lo que digo; paciencia… porque hablo lo que la pura razón de mi vida expresa en su vivencia cotidiana y es semilla o fruto, según como tú la veas y si acaso aquello que te muestro sirve para arder como paja seca, estaré feliz de que ese fuego caliente tu corazón y obtengas el fuego de la sabiduría para corregirme.
A mis Orishas no los idolatres más allá de rendirles cada día si así lo estimas un pensamiento de amor y cariño. Deseo que seas insuperablemente fiel “leal” a ti mismo antes que a ninguna religión u hombre de este mundo entre los cuales como miembro de una especie me encuentro.
No tengo el deber de encubrirte, de pactar conmigo en pos de tus deseos, aprende a conocerme porque es tu derecho saber quién soy, de dónde vengo y hacia dónde voy… Recuerda que ante la imposición de mi autoridad se impone la Ley de Dios y nadie que se ate al imperio de un César Teocrático encuentra el camino a la felicidad que emana de Oloddumare.
Deseo ser tu ejemplo: Si camino sígueme, si me detengo empújame y si retrocedo… mátame, porque retroceder en esta vida es ir en contra del progreso.
Recuerda que la palabra de mis Orishas consiste en la manipulación de un oráculo sagrado, pero lamentablemente descifrado por hombres ¡Tantos son los misterios de este mundo que expiramos sin aún conocer nada! Por ello, no te esfuerces ni en ser como yo ni en transgredir la sapiencia que Dios te ha concedido, eres especial conmigo y sin mí.
No naciste de mi sopera, una sopera es un objeto de arcilla que contiene algo que es espíritu para mí, mi trabajo fue hacer solamente lo que tu “Orí”mandó que yo hiciese y fue la naturaleza el producto de que la fuerza Orisha viviese en ti, yo solo presté mis manos, mi corazón y los conocimientos adquiridos plagados de errores y arrastres antiguos que en mi mente se han desvanecido como cenizas esparcidas en el viento.
Cuando pidas mi bendición antes envíame un saludo, pedir la bendición no es pedir un don, porque mi bendición está y estará siempre, aunque no me la pidas, porque muchas bendiciones se hicieron en la tierra mientras en una hoguera se condenaba la inocencia de una raza. Porque muchos bendijeron al Cristo mientras lo clavaban en una cruz y a mis antiguos les extendían una bendición mientras una cadena en pies y manos les arrastraba a la barbarie… sabes que por ello solo al Altísimo le pido bendición, me es más seguro solicitar las gracias de un Omnipotente en los cielos que de un falso Mesías en la tierra.
Por todo ello tu unión y la mía no es más que aquella que han establecido dos seres humanos, de carne y huesos que algún dia volverán según las escrituras al estado primitivo de la materia. Mi único mandato, mi ecumenismo para contigo es que seas Tú y te complazcas en que mi deber es para conmigo y tu deber es para contigo y así nuestra unión será perdurable y abarcará una dimension que quizá no conozcas aún.