EL SARAYEYE:
Por: Gabriel González Acosta i Cabanes
Contacto: gabyrichin@gmail.com
Quizá esta palabra para los aleyos no es muy conocida, pero si decimos “despojo”seguramente hasta el ateo conoce a lo que nos referimos en mayor o menor medida.
Primeramente debo ecir que; en efecto, un saraye es un “despojo”, pues despoja de nuestro cuerpo todo rastro de osobbo. Los ossobbos quedan pegados a nuestro astral, nuestro cuerpo físico y espiritual, todo lo perturban y hacen de nuestra existencia un verdadero infierno.
He visto es muchas casa respetables de Osha decir que se ha realizado un despojo con determinadas yerbas y esto es cierto, pues la yerba quita también las cargas negativas del individuo. El error consiste en la utilización de la palabra sarayeye para una limpieza con ewes, así como el uso del cántico “SARAYEYE BAKUNÓ, SARAYEYE (ossobbo) UNLÓ” a la hora de realizar este acto. Considero que esto un error, partiendo de que la palabra EYÉ significa sangre, SARA-EYÉ, limpieza mediante la sangre de un animal; casi siempre de plumas.
En muchas bibliografías; algunas más serias que otras, así como en conversatorios con iguoros, babaloshas e iyaloshas, se explica que por norma general, siempre el despojo con animales estuvo precedido de despojo con ewe y esta puede ser la causa de la equivocación que existe hoy en día.
En las religiones animistas, tanto latinoamericanas como africanas se cree que solo un animal puede absrorber las energías negativas del ser humano. Podemos decir que en el caso africano, donde presumiblemente a través de Patakís (historias), se realizaban sacrificios humanos, hasta que fueron sustituidos por el sacrificio de animales, se incluyó el último como símbolo del ser humano.
Los Iñales o “Ashés”, como se conoce comunmente a las órganos vitales ofrecidos a los distintos Orishas nos dan una mayor persepctiva del por qué los animales sutituyen la vida humana. Un animal de plumas comparte con nosotros órganos vitales, al igual que otros vertebrados; es decir; un pollo (ossiaddié), posee: corazón, sangre, pulmones, hígado, cabeza, ojos, estómago, riñones, venas etc..; que son los mismos órganos vitales del ser humano y su parecido es muy similar.
Una planta (ewe), aunque es muy efectiva, no posee estas cosas, solo posee hojas, raíces y flores, elementos que el ser humano no posee.
Con todo lo antes dicho, es imprescindible entonces, que un sarayeye invariablemente ha de llevar: un animal y un manojo de ewe. Los Ebbó Missí se incluyen en el “despojo con ewe”pues es la misma planta pero en otro estado.
El Sarayeye, que es un ebbó, se nutre de eyé y ewe, una quita el grueso y la otra otorga una virtud o elimina un mal mediante su poder, otorgado por la misma naturaleza que es Ozain.
Algo que es muy poco conocido, por lo menos en La Habana, es que el Sarayeye puede devolver al individuo a un estado anterior, mantener el presente o llevarlo a un futuro exitoso a la mayor celeridad. Pasar un ossiaddié e indicarle al individuo que gire conforme a la agujas del reloj, es transportarlo a un futuro más positivo, un viaje, por solo aportar una situación. Los giros en contra de las manecillas del reloj nos llevan a un pasado que fue mejor que el presente. La ausencia de giros, es recomendada cuando la situación actual es buena y solo retirando el mal presente se puede obtener el resultado deseado. Cabe decir que la cuestión de giros forma parte del rico aservo oral que poseemos los religiosos cubano; esta religión es de pura transmisión oral.
Para todo en la vida, debe haber organización; sin cabeza no se puede vivir y menos cuando se manjena los diloggunes para colocar un Ebbó.
Al momento de colocar un sarayeye debemos determinar:
1- Qué ossobbo vino.
2- Animal del Oddun (según las características descritas anteriormente).
3- Ewes que se precisan.
4- En qué Orisha se realiza.
5- Donde culmina este Ebbó: consumido por las llamas, por las aguas, enterrado, en la basura etc…
6- El horario y lugar a acometerse el Sarayeye.
Si quien se realiza el Sarayeye es un iguoro, el Oriaté debe consultarle antes los egües que figuran en su libreta de Itá. Un hijo de Elleguá no puede realizarse sarayeye ni con etú ni con paloma, por solo citar un ejemplo.
Muchos iguoros, y esto como siempre digo “basado en la oralidas”, aseguran que en toda celebración litúrgica están presentes los cuatro elementos naturales: Fuego (las velas), Agua (la igba del omi tuto), Tierra (el suelo, que antes realmente era de tierra) y el Aire (el oxigeno y la brisa que no se puede atrapar, nos mantiene con vida y por ello respiramos). Esto puede ser cierto, así lo creo, ya que todas las deidades del panteón yoruba comparten los cuatro elementos, excepto Olofin, Oloddumare y Odduduwa que reinan es todos:
Elleguá, Oggún, Ochosi, Orishaoko, Korikoto, Oke, entre otro; se relacionan con el elemento Tierra, ya que el hierro, los caminos, la caza, la agricultura, la fertilidad de la tierra, las plantas y la loma provienen o viven en ella.
Oye, Ayao, Azojanu y las Iyamí; por citar solo algunas, se representan con el elemento Aire. El oxígeno, el viento, el torbellino, las epidemias etc… se propagan o se transportan por el aire.
Shangó, Aggayú, Araiña, Oroiña, Olorun y para algunos Obbatalá y Odduduwa se identifican con el elemento fuego. La candela, la lava, el magma, el sol y la luz se representan o se tranportan por este elemento.
Yemayá, Olokun, Inle, Naná Burukú, Olosa, Bromú, Yembo etc… se relacionan con el elemnto Agua. El mar, los ríos, las aguas dulces, la calma marina, las corrientes marinas y la pesca utilizan este elemento para representarse o transportarse.